lunes, 18 de marzo de 2019


OBSERVA_ACCIÓN EN CANADÁ




Me he sentado varias veces a recoger por escrito todo lo estaba observando, y varios han sido también los intentos por publicarlo. Pero pasados varios días desde mi vuelta, una vez digerido y reposado todo, creo que puedo contar mucho mejor lo que he vivido.

Considero ésta una experiencia profesional con altísimas connotaciones y vivencias personales. No dejas de aprender nunca y cualquier lugar que visitas, cualquier persona que conoces te permite incorporar nuevos conocimientos. Por todo ello, he decidido dividir mis “observa_acciones” por vivencias o experiencias, dejando de lado la clásica distribución a modo de diario. 

PRIMERAS SENSACIONES:

Llegué un sábado justo al filo de la medianoche. Tras 24 horas viajando; un coche, dos trenes, un bus y dos aviones, Natalie me estaba esperando en el aeropuerto de Edmonton con la agradable temperatura de -35ºc en la calle. Esa noche me fui directamente a la cama, porque al día siguiente tendríamos que conducir otras 5 hora hasta la casa de Natalie en Lethbridge, la ciudad “grande” al lado del pueblo del instituto.

Lo primero que me sorprendió de Canadá es que la vida sigue con absoluta normalidad. A pesar de la nieve y con esas temperaturas, los coches van por las autopistas, la gente va a trabajar y por supuesto los niños van al colegio.

Las primeras son raras, el jet-lag, los paisajes nevados y la adaptación al inglés “de verdad” hace que no tengas una idea real de lo que te queda por delante. Simplemente pasan las horas y vas percibiendo poco a poco que esto se va a convertir en una gran experiencia. Eso sí, desde el primer momento tuve la sensación de que Natalie estaba encantada con acoger mi aventura y que iba a ser una gran anfitriona.

OBSERVA_ACCION. EL INSTITUTO

Y ya estaba aquí el lunes, todo preparado para comenzar a conocer la labor docente de mi compañera.
Natalie trabaja en Picture Butte High School, un instituto de un pueblecito que recoge alumnos de toda la comarca. Es un instituto pequeño, al estilo de nuestras zonas rurales, con aproximadamente 30 trabajadores entre el claustro de profesores, el personal administrativo y el equipo de apoyo. Donde todos se conocen y forman una gran familia. Tienen 240 estudiantes matriculados aproximadamente, incluido los programas de Educación Especial, y aunque el sistema educativo canadiense se conforma por créditos e itinerarios individualizados, podríamos decir que sólo tienen un grupo por nivel.

Seguro que muchos sabréis que cada profesor tiene un aula asignada, al estilo de nuestros centros “aula-materia”. Son los alumnos los que se cambian de clase y no el profesor. Y aunque lo había visto en muchas películas, me sorprendió como esto le confiere a cada clase una atmósfera especial.

Me encantó ver como un rincón de cada clase parece un pequeño despacho personalizado por cada profesor; con banderas y camisetas de sus equipos de hockey, fotos de familia y amigos, frases motivacionales, chistes gráficos y por supuesto todos los recursos necesarios para su forma de enseñar. Al mismo tiempo, el resto del aula está totalmente dedicada a las asignaturas que imparte, con láminas, paneles explicativos y murales de los alumnos. 

Los pasillos tienen sus famosas taquillas con sus candados y sus interiores personalizados y también zonas para quedarse leyendo o escuchando música en horas libres. La cantina, el salón de actos y la zona de administración no se diferencia mucho de cualquiera de nuestros centros.

Pero permitidme que menciones especialmente el gimnasio. ¡Qué maravilla!, ¡Qué parqué! Uno de los puntos fuertes de este centro son sus deportes, y eso se nota en toda su “imagen de marca” (permitidme que use este término, aunque suene poco educativo), el homenaje a sus logros y en el cuidado de sus instalaciones. Creo que lo mejor es que veáis las fotos para que sepáis de qué os hablo. 








No hay comentarios:

Publicar un comentario