domingo, 24 de marzo de 2019

OBSERVA_ACCION EN CORNWALL. ALVARO YUGUEROS

Después de una semana muy intensa, y tras descansar un par de días, me gustaría compartir con todos vosotros algunas de las cosas que más me han llamado la atención de este viaje.


Han sido tantísimas las ideas que he sacado que la verdad que me cuesta bastante saber por dónde empezar. En primer lugar hablaré de del centro y de los aspectos organizativos que he visto y que son muy diferentes a los que tenemos aquí, para poder situar el punto de partida.


El colegio que visitamos era un colegio público llamado Treloweth Primary School, situado en la localidad de Redruth. Era un colegio con unos 400 alumnos aproximadamente, con dos líneas y que impartía infantil y primaria. El número de profesores era de unos 25 aproximadamente y contaba con 25 asistentes que estaban en las clases ayudando a los maestros.






El primero de los aspectos que me llamó la atención fue el gran número de asistentes que había en el colegio. Normalmente había uno en cada clase, y si las clases contaban con alumnos con necesidades podía haber dos o tres asistentes. Los profesores se encargaban de elaborar las clases, diseñando las actividades y llevarla a cabo con los alumnos, mientras que los asistentes corregían las tareas de los alumnos, elaboraban materiales, trabajaban individualmente con algunos alumnos o se encargaban de recortar, plastificar, pegar y de hacer otras tareas para facilitar a los profesores y alumnos su trabajo. También eran los encargados de vigilar los patios.

La coordinación de los asistentes con los profesores era máxima, al igual que ocurría con los compañeros de nivel. Emma, la profesora que nos recibió en su clase la primera vez, nos contó que ella y su paralela también trabajaban de forma bastante coordinada, y que entre las dos realizaban la preparación de las clases.

Las medidas de seguridad en el colegio eran muy estrictas. Todas las personas que trabajaban en el colegio disponían de una acreditación y debían de fichar en una máquina que registraba las entradas y salidas. Las personas que entraban como visitantes debían de sacar en esta máquina también una credencial de visitante, y llevarla durante toda la jornada. Al finalizar la jornada, se debía de volver a “fichar” en esta máquina.

También estuvimos en una reunión en la que nos volvieron a insistir en el tema de la seguridad de los alumnos y en su protección. Tuvimos que leer una serie de protocolos sobre cómo actuar en caso de que viésemos alguna conducta inapropiada, así como una serie de normas que podían o no podían hacerse. En este sentido pudimos apreciar como los ingleses no son tan cercanos a los alumnos, ya que no se permitía besar, abrazar o hacer caricias a los alumnos, algo que en España es bastante frecuente y natural. Sin embargo, el trato que recibían los alumnos era muy bueno. En toda la semana no vi en ningún momento a ningún profesor gritar a ningún alumno, ni dar ninguna mala contestación. Todas las advertencias que los profesores realizaban era con muchísima educación, y siempre en positivo, lo cual influía bastante en el ambiente de respeto que se respiraba en las clases.

Los horarios eran diferentes a los que solemos tener en España. Ellos tenían 4 periodos, con dos “recreos” de 15 minutos y una hora para comer. Después de la comida tenían dos horas más de clase. La primera sesión era de 9 a 10, la segunda de 10:15 a 11:15, la tercera de 11:15 a 12 y la última de 13:15 a 15:15.

La comida la hacían en el colegio, y comían todos los alumnos. Algunos llevaban la comida de sus casas y otros comían la comida del comedor, que elegían por la mañana nada más entrar. Era muy curioso ver cómo en la rutina inicial los profesores hacían el control de asistencia y los alumnos elegían la comida de entre los tres platos posibles. Al final cada clase mandaba las preferencias de los alumnos directamente a la cocina para saber el número de platos que tenían que preparar.

Normalmente los profesores llegaban al centro sobre las 8, y aunque los alumnos no entraban hasta las 8:45, ellos terminaban de preparar y ultimar todos los detalles para las clases. Algunos días después de las clases los profesores mantenían reuniones con los coordinadores de matemáticas y de lenguaje, ya que todos los profesores de la etapa tenían una forma de trabajar común.

Por último me gustaría indicar que la Directora, Linda May, nos contó que era muy estricto el control que se tenía tanto con el trabajo de los profesores como del centro en general. Periódicamente recibían evaluaciones y se evaluaban entre colegios, motivo por el cual daban mucha importancia a trabajar de manera coordinada, y todos siguiendo las mismas normas. Los profesores, a diferencia que en España, podían ser despedidos si no realizaban su trabajo adecuadamente.

De momento aquí dejo esta primera parte de mis impresiones. Próximamente os contaré algo más sobre las clases, la forma de trabajo y algunas otras curiosidades sobre cómo impartían ciertas asignaturas.




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